Hay dos maneras principales de transmisión de las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS). Algunas enfermedades, como la infección por el VIH, la gonorrea, la clamidia y la tricomoniasis, se transmiten cuando las secreciones infectadas de la vagina o la uretra entran en contacto con superficies mucosas (como la uretra masculina, la vagina o el cuello uterino).
En cambio, las enfermedades que producen úlceras genitales (como herpes genital, sífilis y chancroide) y la infección por el virus del papiloma humano (VPH) se transmiten fundamentalmente mediante el contacto con la piel infectada o las superficies mucosas.
Fundamentos empíricos y teóricos para la protección. Como es de esperarse, los condones proporcionan diferentes niveles de protección según el tipo de ETS, esto dependerá de cómo se transmite la enfermedad. Los condones evitan la transmisión y adquisición de las ETS al prevenir el contacto entre el pene de la persona que usa el condón y las secreciones genitales, la mucosa o la piel de la pareja sexual.
Como el preservativo más confiable, el condón es uno de los preservativos más comunes y el número uno por excelencia, desde la antigüedad el invento ha sufrido múltiples cambios. Primero, se fabricaban con intestinos de animales, luego con telas y con forma de funda para el miembro masculino.
La humanidad ha buscado un método de protección y control natal. Es hasta el año de 1700 que la palabra “condón” se establece para un producto así, a pesar de lo benéfico que podría ser, su mala mala le persiguió por el tipo de material de que estaba hecho (piel de animal), le describen como «una armadura contra el placer, una telaraña contra la infección». Sin embargo, a pesar de los contratiempos y las diferencias que sufría el producto, en el año de 1930 el caucho se sustituye por el látex líquido, material que hasta hoy se usa para fabricar condones.
La relevancia del condón es hasta la aparición del VIH, teniendo como única barrera efectiva incluso hasta en la actualidad el condón. La protección que ofrece es fundamental para prevenir la transmisión de enfermedades y garantizar la salud sexual de las personas.